Los colorantes alimentarios artificiales son sustancias químicas encargadas de dar colores brillantes y llamativos a los dulces, bebidas deportivas y productos horneados, con el fin de que se vean más apetitosos. Incluso se usan en algunas conservas, en el salmón ahumado y en ciertos aderezos para ensaladas, además de algunos medicamentos. De hecho, el consumo de colorantes alimentarios artificiales ha aumentado en un 500% en los últimos 50 años, y los niños son los mayores consumidores.
La práctica de agregar colorantes a los alimentos se ha venido haciendo durante siglos, pero los primeros colorantes artificiales se crearon en 1856, a partir del alquitrán de hulla, que hoy se ha reemplazado por petróleo.
Con el paso de los años, se han desarrollado cientos de colorantes alimentarios artificiales, pero desde entonces se ha descubierto que la mayoría de ellos son tóxicos. Solo hay un puñado de tintes artificiales que todavía se usan en los alimentos. Si bien existen colorantes naturales, como el betacaroteno y el extracto de betarraga, los fabricantes de alimentos a menudo prefieren los colorantes artificiales, puesto que producen colores más vibrantes.
Sin embargo, existe bastante controversia con respecto a la seguridad de estos colorantes, aunque todos los tintes artificiales que se usan actualmente en la industria de alimentos han sido sometidos a pruebas de toxicidad en estudios con animales.
Las agencias reguladoras, como la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), han llegado a la conclusión de que los colorantes no representan riesgos significativos para la salud.
No obstante, no todos están de acuerdo con esta conclusión. Curiosamente, algunos tintes alimentarios se consideran seguros en un país, pero se los excluye del consumo humano en otro, por lo que es extremadamente confuso evaluar su seguridad. Por ejemplo, el Green Nro. 3 (Verde Nro. 3), también conocido como Fast Green, está aprobado por la FDA, pero está prohibido en Europa.
El Amarillo de quinoleína E-104, la Azorrubina o Carmoisina y el Ponceau 4R, son ejemplos de colorantes alimentarios permitidos en la Unión Europea, pero prohibidos en EE.UU. En 1973, un pediatra especialista en alergias afirmó que la hiperactividad y los problemas de aprendizaje en los niños eran causados por los colorantes artificiales y los conservantes en los alimentos.
En ese momento, había muy poca ciencia para respaldar su afirmación, pero muchos padres optaron por el principio de precaución.
Desde entonces, varios estudios han encontrado una asociación pequeña, pero significativa, entre los colorantes alimentarios artificiales y la hiperactividad en los niños.
- Un estudio clínico encontró que la eliminación de la dieta de los alimentos con colorantes artificiales, junto con un conservante llamado benzoato de sodio, redujo significativamente los síntomas de hiperactividad.
- Un pequeño estudio encontró que el 73% de los niños con TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad), mostraron una disminución de los síntomas cuando se eliminaron los colorantes y conservantes artificiales de su alimentación.
- Otro estudio encontró que los colorantes alimentarios, junto con el benzoato de sodio, aumentaban la hiperactividad tanto en niños de 3 años como en un grupo de 8 y 9 años.
Sin embargo, debido a que los participantes del estudio recibieron una mezcla de ingredientes, es difícil de- terminar qué causó el aumento de la hiperactividad.
- La Tartrazina, también conocida como Yellow 5 (Amarillo 5), se ha asociado con cambios en el comportamiento que incluyen irritabilidad, inquietud, depresión y dificultad para dormir.
- Además, un revisión del 2004 de 15 estudios concluyó que los colorantes artificiales aumentan la hiperactividad en los niños. Sin embargo, parece que no todos los niños reaccionan de la misma manera. Investigadores de la Universidad de Southampton encontraron un componente genético que determinaría la forma en que los colorantes afectan a los niños.
Y si bien se han observado efectos de colorantes alimentarios en niños con y sin TDAH, algunos niños parecen ser mucho más sensibles a los colorantes que otros. A pesar de esto, tanto la FDA como la EFSA han declarado que actualmente no hay pruebas suficientes para concluir que los colorantes alimentarios artificiales sean inseguros. Sus agencias reguladoras trabajan bajo la premisa de que una sustancia es segura hasta que se demuestre que es dañina. Sin embargo, y como podemos ver, sí hay suficiente evidencia para suscitar al menos, cierta preocupación.
De manera interesante, en el 2009, el gobierno británico comenzó a alentar a los fabricantes de alimentos a encontrar sustancias alternativas, más naturales, para colorear los alimentos. Y siguiendo esta línea, a partir del 2010, en el Reino Unido se requiere una advertencia en la etiqueta de cualquier alimento que contenga colorantes alimentarios artificiales.
Los colorantes alimentarios artificiales pueden causar alergias
Algunos colorantes pueden causar reacciones alérgicas. En múltiples estudios, se ha demostrado que el Yellow 5 (Amarillo 5), también conocido como Tartrazina, causa urticaria y síntomas de asma en personas de cualquier edad. Curiosamente, las personas que son alérgicas a la aspirina parecen ser más propensas a presentar alergias al Yellow 5.
En un estudio realizado en personas con urticaria crónica o inflamación, el 52% tuvo una reacción alérgica a los colorantes alimentarios artificiales.
Ahora, si bien la mayoría de las reacciones alérgicas no son potencialmente mortales, es importante que si la persona (niño o adulto) tiene síntomas de asma o alergias, elimine los colorantes alimentarios artificiales de su alimentación.
El Rojo 40, el Amarillo 5 y el Amarillo 6 se encuentran entre los colorantes más consumidos, y son los tres más propensos a causar una reacción alérgica.
¿Debería eliminar los colorantes artificiales de la alimentación de mi familia?
No hay evidencia concluyente de que los colorantes alimentarios sean peligrosos para la mayoría de la gente. Sin embargo, sí pueden causar reacciones alérgicas en algunas personas e hiperactividad en niños sensibles.
Las principales fuentes de colorantes alimentarios se encuentran en alimentos procesados no saludables, que también tienen otros efectos negativos en la salud, como contribuir al aumento de peso, hipertensión, diabetes, ansiedad, exaltación, entre otros.
De esta forma, eliminar lo más posible los alimentos procesados de su alimentación y la de su familia, y centrarse en alimentos integrales saludables, alta- mente nutritivos y naturalmente libres de colorantes, mejorará la salud general de todos los miembros de la familia y disminuirá drásticamente el consumo de colorantes artificiales en el proceso.
Fuente: https://www.healthline.com/ nutrition/food-dyes#section8
*Los estudios de los números referenciales indicados a lo
largo del artículo se encuentran disponibles en el
escrito original, en la fuente señalada
Guardián de la Salud
Granja Magdalena.